sábado, 21 de septiembre de 2013

Recordando a Don Ezequiel Adeodato Chávez Lavista


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Nació en Aguascalientes, el 19 de septiembre de 1868, y murió el 2 de diciembre de 1946. A los 20 años de edad, en 1888, presentó una iniciativa para reorganizar las escuelas primarias. Redactó en su parte medular la Ley Constitutiva de la Universidad Nacional de México. Su libro ¿De dónde venimos y a dónde vamos? fue el último que escribió.

Ezequiel Adeodato Chávez Lavista
Abogado, educador y filósofo, Ezequiel A. Chávez nació en Aguascalientes, Ags., el 19 de septiembre de 1868. Cursó la educación primaria en su propia casa, primero en Aguascalientes y después en la ciudad de México. Los continuó en el Instituto Anglo-Franco-Mexicano y, posteriormente, en la Escuela Nacional Preparatoria.

Pasó después a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, y recibió su título de abogado en 1891. Siendo todavía estudiante en esta institución inició su carrera magisterial, cumpliendo en ella 55 años de servicios. En 1910 el Consejo de la Universidad Nacional de México le otorgó el grado de doctor Honoris Causa, y el 17 de junio de 1941 le concedió una medalla de oro por sus cincuenta años de magisterio. En 1945 le otorgó el título de profesor emérito.

A los 20 años de edad, en 1888, presentó a Joaquín Baranda, ministro de Justicia e Instrucción Pública, una iniciativa para reorganizar las escuelas primarias, la cual fue aceptada, así como la que tendía a reorganizar la Escuela Nacional Preparatoria, en 1895, e implantaba en ella enseñanzas independientes de psicología y ética. Aprobada su iniciativa en 1896 por la Secretaría, y el plan de estudios propuesto, fue nombrado profesor fundador de las clases de psicología y de moral en dicho plantel.

En 1903 Ezequiel A. Chávez recibió de don Justo Sierra el encargo de hacer los estudios necesarios a fin de fundar la Universidad Nacional, institución que por entonces se estaba proyectando. A tal efecto estudió la organización de las universidades de California (en Berkeley) y de Stanford, en los Estados Unidos. Fue él también quien redactó en su parte medular la Ley Constitutiva de la futura Universidad Nacional de México, que como tal quedó fundada en 1910.

Dos años después, en 1905, se creó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo nombrado subsecretario de la misma al lado de Justo Sierra, quien fue nombrado ministro. Fue por estos años cuando, junto con Franz Boas, fundó la Escuela Internacional de Arqueología y Etnografía, de cuya Junta Directiva fue presidente desde septiembre de 1910 a septiembre de 1914.

En 1911, el maestro Chávez renunció al cargo de subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes a fin de ocupar el puesto de diputado al Congreso de la Unión para el que había sido previamente designado.

Posteriormente se le confiaron otros cargos administrativos: fue director de la Escuela de Altos Estudios del 1º de marzo al 30 de noviembre de 1913, y rector de la Universidad Nacional del 10 de diciembre de 1913 al 2 de septiembre de 1914. No obstante, los desórdenes de la guerra civil terminaron por afectarlo. Estuvo a punto de ser fusilado y sus enemigos políticos lograron que fuera destituido de todas sus clases, por lo que tuvo que abandonar el país en medio de gran pobreza para buscar trabajo en los Estados Unidos. Fue hasta el triunfo constitucionalista de 1917 cuando, gracias a la intervención de algunos de sus antiguos discípulos, logró regresar a México.

Entre 1918 y 1924 ocupó diversas cátedras en la Universidad y fue alternativamente Director de la Preparatoria, de la Escuela de Altos Estudios (del 10 de julio al 22 de noviembre de 1921 y del 19 de diciembre de 1921 al 27 de agosto de 1923), y finalmente rector de la Universidad (del 28 de agosto de 1923 al 8 de diciembre de 1924).

Don Ezequiel A. Chávez recibió numerosos honores tanto de instituciones nacionales como del extranjero, así como condecoraciones de otros gobiernos; entre estas últimas la de ser reconocido como Oficial de Instrucción Pública de la República Francesa, Caballero de la Legión de Honor, Comendador de la Orden del Rey Leopoldo II de Bélgica y distinguido con la Medalla de Oro de la Universidad de Viena.


Escribió numerosos artículos, conferencias, proyectos de leyes y discursos que publicó en folletos y revistas, además de sus principales obras. El 15 de mayo de 1943 fue distinguido con un importante reconocimiento, al tomar posesión como Miembro Fundador de El Colegio Nacional, creado poco antes por decreto del presidente Manuel Ávila Camacho. Su libro ¿De dónde venimos y a donde vamos? fue el último que escribió. Este libro se imprimió en 1946 con el sello de El Colegio Nacional. Don Ezequiel tuvo oportunidad de ver algunos de los ejemplares unos cuantos días antes de su muerte, ocurrida el 2 de diciembre de 1946.[1]



[1] http://www.colegionacional.org.mx/SACSCMS/XStatic/colegionacional/template/content.aspx?se=vida&te=detallemiembro&mi=97

domingo, 15 de septiembre de 2013

15 de septiembre, 1808


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El 15 de septiembre de 1810, es multirecordado poque el cura Don Miguel Hidalgo tomò la decisión de iniciar la lucha por la libertad e independencia de México, mas sin demeritar tan importante hecho, hemos de tener en cuenta y no olvidar -no dejar que siga perdiéndose nuestra memoria histórica- que dos años antes en  1808 se da la abdicaciòn al trono de Fernando VII, a ello le sigue la propuesta del Ayuntamiendo de México para instaurar lo que se denominó una 'independencia provisional' a instancias de los licenciados Francisco Primo de Verdad y Ramos, y Francisco de Azcárate.
Primo de Verdad y Ramos, Francisco (1760-1808)
Abogado, síndico del ayuntamiento de Ciudad de México y protomártir independentista mexicano nacido en la hacienda de Ciénaga del Rincón (Ags.) el 19 de junio de 1760 y muerto el 4 de octubre de 1808 en Ciudad de México.
Francisco Primo de Verdad y Ramos
 Se trasladó muy pronto a la Ciudad de México e hizo sus estudios en el Colegio de San Ildefonso, donde obtuvo el título de abogado, que ejerció durante algunos años en la Real Audiencia. Síndico del Ayuntamiento, formaba parte de un notable grupo de criollos novohispanos que seguía muy de cerca el desarrollo de las ideas de los ilustrados, en España y Europa, así como los acontecimientos que se produjeron al compás de la revolución francesa y las guerras napoleónicas.
Entre sus más allegados figuraban el regidor Juan Francisco Azcárate, el canónigo Beristáin y fray Melchor de Talamantes, que planteó un proyecto de Congreso Nacional, pero conforme se hacían más delicadas las noticias que llegaban de la península, creció el núcleo de quienes se inclinaban por la autonomía, como los marqueses de Uluapa y Guardiola, Jacobo Villaurrutia, alcalde del Crimen, o el hacendado José María Fagoaga, primo del marqués del Apartado, miembros de la nobleza criolla más reciente.
Al publicarse en La Gaceta de México la noticia de la abdicación de los reyes  Carlos IV y Fernando VII en Bayona, se produjo una extraordinaria conmoción, lo que llevó a la población a aclamar a los regidores, en su mayoría criollos, cuando el Ayuntamiento en pleno se personó el día 19 de julio de 1808 ante el virrey, para darle a conocer la voluntad de la ciudad, que consistía en "rechazar esas abdicaciones, desconocer a cualquier funcionario que llegase de la península y que el Virrey continuara gobernando provisionalmente, con el apoyo del Ayuntamiento de la Ciudad de México, como cabeza y metrópoli del reino de Nueva España". Iturrigaray aceptó de buena gana esta representación, redactada por los licenciados Azcárate y Primo de Verdad, y en una circular fechada el 28 de julio decidió convocar a una junta general a celebrar en la ciudad, "entretanto pueda convocarse la de todos los lugares del reino situados á largas distancias".
El mismo Ayuntamiento, en una nueva representación del 5 de agosto, pidió la reunión de las autoridades de la capital, "ínterin se reúnen los representantes del reino". Entre tanto, Jacobo de Villaurrutia, basado en los planteamientos ideológicos elaborados inicialmente por fray Melchor de Talamantes, adelantó la propuesta de convocatoria de una Junta representativa, mientras el licenciado Primo y Verdad, síndico procurador del Común perfilaba sus propios planteamientos. Como precursores del liberalismo mexicano, partían de un cuerpo doctrinal que se había ido elaborando a lo largo de los años, recogiendo las formulaciones de los ilustrados españoles y franceses, el modelo de la revolución norteamericana, y teorías jurídicas y políticas tradicionales y modernas. La invasión de las tropas francesas de la península y la ambición de Napoleón sobre las colonias de América, abrieron perspectivas de sometimiento y tiranía que conmovieron a los novohispanos.
El día 9 de agosto se celebró en Palacio una Junta general a la que asistieron la Audiencia, el Ayuntamiento, el Arzobispado, fiscales, canónigos e inquisidores además de funcionarios, prelados, títulos y vecinos principales. Abierta la sesión por el virrey, tomó la palabra el licenciado Primo de Verdad para explicar la finalidad de esta reunión. Su proposición inicial decía que al no existir monarca legítimo en España, tras las abdicaciones de Bayona, "la soberanía había regresado al pueblo", por lo que resultaba necesaria la formación de un gobierno provisional, de acuerdo con lo establecido en las Leyes de Partidas. Proponía al virrey y a la junta "que jurasen por rey legítimo de España y de las Indias a Fernando VII" y que no se reconociera a ningún monarca "que no perteneciese a la rama borbónica, ni se entregara la Nueva España a nadie que no fuese de la familia real legítima".
Rechazada esta propuesta por el oidor Aguirre, que se pronunció en nombre de la Real Audiencia, el virrey sin embargo se inclinó a favor de la posición del Ayuntamiento y del licenciado Primo y Verdad, confirmando su adhesión a la legítima realeza de Fernando y rechazando la posible obediencia de la Junta de Sevilla.
Los días siguientes fueron de confusión y controversia, mientras el Ayuntamiento y la Real Audiencia entregaban al virrey representaciones e informes enfrentados. La llegada a mediados de agosto de los comisionados de la Junta de Sevilla, Juan Jabat y el coronel Tomás de Jaúregui, significó el reforzamiento de la posición de la Audiencia, pero las noticias procedentes de Londres, con la información de que la Junta de Asturias había solicitado el apoyo del gobierno inglés, reavivaron el ánimo favorable a las posturas de independencia propugnada por los criollos.
El enfrentamiento entre ambos bandos se fue haciendo cada vez más violento. Por una parte, se extendió la conciencia de que había llegado el momento de organizarse y concretar un proyecto de gobierno propio, similar a los que se estaban instalando en la península, según la formulación de Primo y Verdad. Entre tanto los peninsulares, apoyados por los comisionados de Sevilla, buscaron la bendición del arzobispo Lizana de Beaumont y organizaron partidas de chaquetas, así llamados por el uniforme de que se habían dotado, al constituirse como batallón de voluntarios de Fernando VII los "dependientes de las casas españolas de comercio".
Dirigidos por el rico hacendado Gabriel del Yermo, los seguidores de la Real Audiencia se conjuraron para deponer al virrey, obligándole a ceder el poder al general Garibay. La noche del 15 al 16 de septiembre una multitud de chaquetas, debidamente aleccionados, irrumpió violentamente en las estancias virreinales, tomaron preso a José Iturrigaray y desencadenaron una amplia represión que alcanzó a cuantos habían tomado partido en las reuniones y juntas celebradas a favor de las decisiones del Ayuntamiento.
Uno de los primeros en ser detenido fue Primo de Verdad, al que se encerró en la cárcel del Arzobispado. Se le mantuvo en incomunicación absoluta y, pocos días después, el 4 de octubre, murió por causa desconocida, aunque desde el primer momento se rumoreó que había sido envenenado. Averiguaciones posteriores no han podido confirmar este hecho. Según el historiador Lucas Alamán, recibió ayuda y asistencia de su familia y pudo ser enterrado en la capilla del Sagrario de Guadalupe. Un siglo más tarde se honró su memoria colocando una lápida en el lugar de su encierro.[1]





[1] http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=primo-de-verdad-y-ramos-francisco

 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Recordando a Pedro Moya de Contreras


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"Cursó estudios en la Universidad de Salamanca, doctorándose en derecho canónico y civil. Después fue maestrescuela en la escuea catedralicia de las islas Canarias, e inquisidor en Murcia. Felipe II, con la finalidad de conservar la fe y la ortodoxia de agentes internos y externos, estableció, por Real Cédula del 16 de agosto de 1570, el Tribunal del Santo Oficio en la Nueva España. El doctor Moya fue nombrado inquisidor, y le fueron entregadas las instrucciones para cumplir con su cometido el 18 de agosto de 1570 por el inquisidor Diego de Espinosa. El Tribunal de la fe se instaló el 4 de noviembre de 1570 en la Ciudad de México. Moya ocupó el cargo de 1570 a 1574. Se ordenó de sacerdote en México y en 1571 ofició su primera misa. A la muerte del arzobispo Alonso de Montúfar, fue nombrado arzobispo por el papa Gregorio XIII el 15 de septiembre de 1572. Siendo arzobispo de México, fue nombrado virrey de Nueva España, cargo que ocupó desde el 25 de septiembre de 1584 hasta el 16 de octubre de 1585.
Pedro Moya de Contreras


En 1583, el precursor de Moya y Contreras como virrey, Lorenzo Suárez de Mendoza, cuarto conde de La Coruña, pidió al rey Felipe II nombrar a un visitador especial (el inspector real) para ayudar a resolver un conflicto entre el virrey y la Audiencia. Felipe II nombró a Moya, entonces arzobispado de México, como visitador. El recién nombrado, mediante sus investigaciones encontró una corrupción generalizada, y él envió las acusaciones contra oidores corruptos y otros funcionarios del Virreinato al rey. En su informe al rey, elogió a aquellos funcionarios que habían cumplido con sus obligaciones, y pidió castigos para los otros.

Quitó el empleo a los oidores que habían abusado de su puesto, y castigó, en algunos casos con la horca, a los empleados infieles. Como virrey, remitió a la Corona sumas más considerables que ninguno de sus antecesores. Trabajó en beneficio de la población indígena, creando un seminario expreso para ellos. Realizó el primer auto de fe en la Nueva España el 28 de febrero de 1574; en el auto, entre blasfemos y herejes, destacaron las figuras de los piratas de la flota del pirata inglés John Hawkins, quienes habían sido abandonados por sus compañeros en la costa de Veracruz después de sufrir daños en sus naves por el mal clima. Destacó Moya al convocar el Tercer Concilio Provincial Mexicano, el cual inició sus actividades en 1585 en su sede; en él se decretó la abolición de la esclavitud de los indios; y cuyas disposiciones estuvieron vigentes por más de trescientos años. En 1589, volvió a España y fue nombrado presidente del Real y Supremo Consejo de Indias.

Murió tan pobre que el rey Felipe II tuvo que mandar pagar sus funerales y sus deudas."1

1 http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Moya

 

martes, 10 de septiembre de 2013

RECORDANDO A NICOLÁS BRAVO RUEDA


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(Chilpancingo, 1776 - id., 1854) Militar y político mexicano que fue presidente de la República entre 1842 y 1843 y en 1846. Fue hijo de un rico hacendado criollo, en un ambiente de rechazo crítico a las actuaciones de la corona en Nueva España.
Su padre Leonardo y un hermano suyo participaron en los primeros levantamientos insurgentes, por lo que en 1810, en plena juventud, Nicolás Bravo decidió incorporarse a las fuerzas rebeldes mandadas por su padre, pasando en mayo del año siguiente a servir a las órdenes de Hermenegildo Galeana, líder insurgente en el vecino Estado de Morelos. Participó en diversas acciones, tanto en su tierra natal (actuando en la vanguardia del ataque al pueblo de Chichihualco, donde tenía la hacienda su familia) como en el Estado de Morelos, pero también extendió sus correrías hasta Veracruz, distinguiéndose en la defensa de Cuatla, a las órdenes del general Morelos. 
 
Nicolàs Bravo Rueda
En el desarrollo de estas acciones, Nicolás Bravo adquirió la reputación de soldado "generoso y magnánimo" (según don Lucas Alamán), al perdonar la vida y otorgar la libertad a los 300 soldados realistas que en agosto de 1812 habían caído en su poder en San Agustín del Palmar, cerca del puerto de Veracruz. Se dio la coincidencia de que poco después recibió la noticia de la prisión de su padre y la oferta de indulto del virrey si se arrepentía y presentaba. Nicolás Bravo decidió liberar a los presos en lugar de fusilarlos, para diferenciar la causa de la Independencia de la barbarie virreinal, según relato del mismo a Lucas Alamán. Algunos autores llamaron a este gesto "la venganza de Bravo".
Fue uno de los oficiales que mayor prestigio y victorias ofreció a los seguidores de José María Morelos , al que acompañó en la toma de Oaxaca y en el sitio de Acapulco. Acantonado en Chilapa, siguió desde las tierras del sur las vicisitudes de la insurgencia y la convocatoria del Congreso en Chilpancingo, donde apoyó el nombramiento de generalísimo a favor de Morelos, su caída posterior tras la derrota de Valladolid y la dispersión del Congreso.
En los primeros meses de 1817, siguiendo órdenes de la Junta de Xauxilla, arrestó a Ignacio López Rayón, que se negaba a obedecer la autoridad de la Junta. Poco después se encerró en Cóporo, que defendió durante algunos meses. Finalmente, se retiró a reponerse y descansar en la hacienda familiar, cercana a Chilpancingo, donde fue hecho prisionero a comienzos de 1818. Trasladado a la ciudad de México, permaneció en prisión hasta que, con motivo del cambio de régimen y el triunfo constitucional, le llegó el indulto en 1820.
Adherido al Plan de Iguala, reunió una fuerza militar con la que se presentó ante la ciudad de Puebla, sitiada por el general Agustín de Iturbide. Tras esta acción Iturbide le concedió el rango de coronel del ejército republicano. Nombrado Consejero de Estado y miembro de la segunda Regencia del 11 de abril al 18 de mayo de 1822, asistió a la llegada del virrey Juan O'Donojú y participó en los primeros enfrentamientos políticos que precedieron a la exaltación de Iturbide como emperador.
Republicano convencido, se opuso sin embargo en 1823 a las pretensiones del nuevo mandatario y, junto con Vicente Guerrero, dirigente del ala más liberal de la insurgencia, escapó de la capital y se adhirió a la revuelta encabezada por Santa Anna en Veracruz. Se enfrentó con Guerrero al brigadier Armijo y fue derrotado en la batalla de Almolonga (25 de enero de 1823), entre Chilapa y Tuxtla. Tras numerosas acciones, formó con Antonio León una Junta de Gobierno en Oaxaca e hizo su entrada en Puebla, al frente del ejército llamado "libertador". Unido a los demás líderes republicanos, consiguió la renuncia del emperador a comienzos de 1824.
En la división política que siguió a la deposición de Iturbide, Nicolás Bravo fue considerado uno de los primeros dirigentes de la masonería escocesa, conservadora y centralista, frente a los grupos seguidores del embajador Joel R. Poinsett, adheridos al rito yorkino, federalista y radical. Tras la aprobación de la Constitución, el congreso lo nombró miembro del poder ejecutivo que sucedió a Iturbide, cargo en el que cesó el 1 de octubre de 1824, al producirse la subida al poder de Guadalupe Victoria, que lo designó vicepresidente. Representaba a la facción moderada, inclinada hacia una solución borbónica y monárquica; y al cancelarse los artículos del Plan de Iguala que abogaban por ella, encabezó el partido conservador, que pretendió instaurar una República indivisible y centralista.
Siendo vicepresidente de la República, encabezó en 1827 la rebelión conservadora en apoyo de Gómez Pedraza frente a Guadalupe Victoria, tenido por excesivamente radical, solicitando al mismo tiempo la expulsión del embajador Poinsett. Bravo se enfrentó a Guerrero, pero fue derrotado y hecho prisionero ante la ciudad de Tulancingo, por lo que se le sometió a un gran jurado que solicitaba la pena capital. Sin embargo, el Tribunal Supremo, a petición de sus numerosos seguidores, aceptó la indulgencia del presidente Victoria, que le conmutó la pena por el destierro temporal. Exiliado en Guayaquil (Ecuador) durante algunos meses, regresó al país tras la amnistía de 1829.
Al producirse ese mismo año el nombramiento de Vicente Guerrero como segundo presidente de la República, Nicolás Bravo consiguió que la vicepresidencia recayera en uno de sus partidarios, el general Anastasio Bustamante. Se iniciaba de este modo una de las crisis más graves del nuevo estado, ya que Bustamante encabezó una revuelta política contra el presidente; era la expresión de una profunda división entre ambos partidos, que acentuó la quiebra institucional. Con el apoyo de Lucas Alamán, líder indiscutible del partido conservador, Bravo ocupó el puerto y la fortaleza de Acapulco, de la que fue posteriormente desalojado; sin embargo, en enero de 1831 logró vencer en Chilpancingo a las fuerzas de su antiguo compañero de armas. Por esta acción el congreso le otorgó una espada de honor, considerando esa batalla como decisiva para el triunfo de los conservadores sobre la revolución. El posterior asesinato de Guerrero vino a enturbiar la confirmación de aquella época de gloria.
En los dos años de gobierno alamanista, bajo la presidencia de Bustamante, Nicolás Bravo se mantuvo aislado y alerta en las tierras del sur. Atraído sin embargo por la causa del general Santa Anna, participó en alguna de sus acciones militares y obtuvo el mando del ejército del Norte, a pocos meses de los desgraciados sucesos ocurridos en Texas y de la derrota de Santa Anna. Inmediatamente después volvió a retirarse a Chilpancingo, donde permaneció algunos años.
En 1839 el general y dictador lo llamó nuevamente para que asumiera, en ausencia del presidente Bustamante, la presidencia del Consejo, jurando el 10 de julio ante el Congreso como presidente interino de la República, en medio de un gran escándalo. Durante los diez días que duró su mandato, se dice que atendió diligentemente a los asuntos de gobierno y que actuó con energía en la represión de la delincuencia. Tras su cese, regresó algunos meses a su hacienda familiar.
Elegido diputado por el Estado de México, volvió al Congreso en enero de 1841 y fue elegido presidente del Consejo, en sustitución y por ausencia del general Santa Anna, tomando posesión el 26 de octubre de 1842. A pesar de su enfrentamiento con un Congreso de mayoría liberal, que pretendía la redacción de una nueva Constitución, gobernó con decisión y energía, llamó a Lucas Alamán para que redactara un "Plan para el desarrollo de la industria nacional" y ordenó la instalación en toda la república de Juntas de fomento comercial e industrial.
A finales de año, incapaz de mantener la situación que le enfrentaba con la Cámara, el partido conservador decidió la disolución del Congreso, calificado de revolucionario, y el nombramiento de una Junta de Notables llamada "nacional legislativa", compuesta por 80 personas de "probada distinción científica y patriotismo", que abrió sus sesiones el 6 de enero de 1843. Para llevar a cabo esta auténtica "revolución de palacio", Bravo contaba con las páginas del Diario Oficial, que se llenó de adhesiones, mientras disolvía las juntas disidentes y restringía la libertad de imprenta.
A pesar de todo, tuvo tiempo para iniciar algunas obras importantes, como el intento de comunicar ambos océanos a través del estrecho de Tehuantepec, el comienzo de las obras del puerto de Goatzacoalcos, la recluta de un nuevo cuerpo militar, la concesión de algunos títulos de ciudades, el uso de papel de fabricación mexicana en las oficinas públicas y el establecimiento de una Casa de Moneda en Culiacán. Disgustado con el general Mariano Paredes que, a pesar de su enemistad con el general Santa Anna, había aceptado el nombramiento de comandante militar de México, se enfrentó con él e inició su procesamiento por insubordinación. Finalmente, cansado de actuar como tapadera del poder en la sombra, el general Bravo renunció en mayo de 1843, cediendo la presidencia al dictador y retirándose de la política durante algo más de un año.
Llamado para reprimir la revolución indígena que acababa de estallar en Chilapa, regresó al ejército a finales de 1844 y permaneció en el Sur hasta la caída de Santa Anna en diciembre de ese año, siendo nombrado general en jefe del ejército que defendía a los supremos poderes. Poco después se adhirió al Plan de San Luis, acaudillado en esta ocasión por el general Paredes. Paredes lo recompensó con el nombramiento de comandante general y gobernador del Departamento de México, siendo responsable de la reorganización administrativa y militar de este Estado.
En las elecciones de 1846 a la presidencia compitió con el general Paredes, fue elegido vicepresidente y lo sustituyó el 28 de julio, al encargarse Paredes del mando del ejército que tenía que hacer frente a la invasión de las tropas estadounidenses. Bravo intentó gobernar desasistido de cualquier apoyo, mientras las fuerzas políticas y militares se polarizaban en torno a Paredes y a Santa Anna, hasta que el levantamiento del general Salas, el 4 de agosto en La Ciudadela, actuó como detonante inmediato de su destitución.
Apartado de cualquier actividad, la invasión norteamericana le obligó a volver al servicio de la patria, y fue nombrado comandante general de Puebla. Tras retirarse a las líneas defensivas del sur de la capital, le correspondió dirigir la defensa de Chapultepec, pronto convertida en aplastante derrota. Fue hecho prisionero por los americanos el 13 de septiembre. Calificado de traidor por el general Santa Anna, se enfrentó con éste en amarga y áspera disputa.
Finalmente se retiró a Chilpancingo, viviendo en alejamiento y oscuridad durante cerca de siete años. En 1854 el general liberal Juan Álvarez publicó el Plan de Ayutla, un manifiesto en contra de Santa Anna, solicitando el apoyo y la adhesión de Bravo, pero éste se negó a aceptarlo alegando su mal estado de salud y su desacuerdo con los puntos de vista de los conspiradores. El 22 de abril de 1854, Bravo y su esposa fallecieron al mismo tiempo de manera repentina, lo que hizo correr el rumor de un envenenamiento. Según algunos historiadores, el fusilamiento del doctor Avilés, médico de Bravo, podría considerarse como una prueba de complicidad.

Dana

Dana
1er Congreso Internacional de Filosofía y Educación en México

Participación del Seminario en el Congreso en Tulancingo de Bravo, Hidalgo.

Participación del Seminario en el Congreso en Tulancingo de Bravo, Hidalgo.

CONVOCATORIA

CONVOCATORIA

Programa de actividades para el Semestre 2012-2

Presentan: Programa de Actividades para el Semestre 2012-2

Tema: “Reflexiones en torno a ¿Qué es el mexicano? El Grupo Hiperión

Justificación:

Para los miembros del Seminario de Filosofía en México (FES Acatlán) resulta de profunda necesidad, el abordar las temáticas y obras del denominado “Grupo Hiperión”.

Objetivos:

Los objetivos han sido el conocer e iniciar la reflexión en torno a la Filosofía en México en nuestra Facultad de una manera formal; profundizar en los temas que se han abordado y se abordarán durante las sesiones del Seminario de Filosofía en México; construir un criterio propio que nos permita encarar la realidad mexicana actual, al comprender los derroteros en este camino de la filosofía en México y, también, nuestros como aprendices. Máxime que se trata, como las anteriores, de una etapa histórica imprescindible para todo aquél que desee conocer la Filosofía en México: la del “Grupo Hiperión”. Como epílogo, a las reuniones del Seminario y para dar a conocer nuestras investigaciones, está contemplado realizar el Quinto Coloquio de Reflexión Filosófica en México, que tentativamente será en mayo del presente año.

Procedimiento:

La manera de trabajar en el Seminario, como normalmente ha sido, será reunirnos cada 15 días en el edificio A-8, salón A-8104, de 15 a 17 horas, de la FES Acatlán, en el que se darán lugar análisis, lecturas y/o exposiciones de los textos más relevantes del Grupo Hiperión.

Fechas:

febrero 10 y 24

marzo 9 y 23

abril 6 y 20

mayo 4 y 18

BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA:

· Paz, Octavio, El laberinto de la soledad. FCE. México, 1990

· Portilla, Jorge, “La fenomenología del Relajo y otros ensayos” F.C.E., México, 1984.

· Uranga, Emilio, “Análisis del ser del mexicano”, Porrúa y Obregón, México, 1952.

· Villegas, Abelardo, “La filosofía de lo mexicano” UNAM, México, 1960.

· Villoro, Luis, El proceso ideológico de la revolución de independencia, México: UNAM, 1953.

· Zea, Leopoldo, “Conciencia y posibilidad del mexicano” Editorial Porrúa, México, 2001

· ___________, “La Filosofía en México”, Libromex, México, 1955.

Calendario de las trece Lunas

Poema de Netzahualcóyotl recitado por Santos de la Cruz

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